martes, 23 de diciembre de 2008

Justicia


Esta serie de doce capítulos llamada Justicia es una obra netamente visual, apoyada sobre un guión genuinamente clásico, que corre a cargo de Jim Crueger. El dibujo es simplemente magistral, su responsable principal es Doug Braithwaite. No obstante hay una sombra alargada que cubre el acabado final, tanto del dibujo como del guión, se trata del excelente trabajo de Alex Ross. Aparentemente parece un todos contra todos, con todos los personajes imaginables de la historia del universo DC, pero todo se puede simplificar al eterno enfrentamiento del bien contra el mal, o mejor dicho al contrario. Al avanzar la trama en primera persona encontramos muchas reflexiones internas de los principales personajes, lo que se convierte pura filosofía. Esta claro que encontramos muchos personajes, lo cual puede enredar las cosas de una manera inevitable, pero esto se contrarresta con un ritmo pausado mediante el cual encontramos el tiempo suficiente para reflexionar sobre lo que va ocurriendo e indagar lo que se nos esconde de forma premeditada para aumentar la intensidad. Mientras tanto, para mayor satisfacción, podemos disfrutar de un dibujo de primer nivel, ya quisiera yo sacar fotografías tan realistas como algunos esbozos. Pero a pesar de ese realismo, sobre todo en rostros y expresiones que traspasan el papel, nos topamos de bruces con un diseño perfecto, que además contiene un sabor añejo, como esas antiguas películas de ciencia ficción. Como es normal encontramos situaciones más acertadas que otras, pero en una visión general nos quedamos con una historia muy interesante, que te atrapa desde las primeras viñetas con una incertidumbre latente en cada comentario. Si el eje principal es el clásico bien y el mal, tenemos una secuela dentro de los malvados, ya que se puede diferenciar entre el daño que puede causar un hombre y el de una máquina cuyo objetivo es la erradicación de toda vida. Así, si como de un cáncer se tratara, los malvados intentarán poco a poco destruir a los encargados de mantener la ley y el orden. Mientras tanto, como si fueran políticos, intentarán convencer al pueblo para que siga su doctrina, prometiendo un mundo sin problemas e idílico. El hombre es débil y vemos como cada vez son más los que serán atrapados por esa falsa promesa de bienestar. Una vez definidos los dos contrincantes generales, nos preparamos para el enfrentamiento, lleno de épica y de propaganda de la moralidad. Nunca esta de más recordar de vez en cuando ciertos valores de ética que garantizan la buena convivencia, a pesar de que en muchas ocasiones los tenemos más que olvidados. Tal vez en algún momento sea algo empalagosa tanta bondad, pero es el contraste perfecto al apocalipsis terrible que aparece en un extraño sueño que sufren los enemigos públicos número uno. Choca la magnitud de la tragedia que se ve venir con el número de bajas que causa al final, pero para tragedias ya tenemos las griegas y el telediario. En conclusión, os recomiendo leer y ver, la obra merece la pena, luego que cada uno saque su propia conclusión.

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