martes, 23 de diciembre de 2008

Crisis de identidad

Tres tomos componen esta apasionante historia compuesta por Brad Meltzer y dibujada de una manera fantástica por Rags Morales. Sin perder la esencia de los cómics de superhéroes en los que encontramos la eterna lucha entre el bien y el mal, tenemos detalles que transforman la obra en un cúmulo de sentimientos encontrados capaces de plantearnos el porqué de las cosas. Si el fin justifica los medios es un importante dilema del que, ni los llamados a defender la justicia, son capaces de aclarar. Son muchos los personajes que van apareciendo en el cómic, cada uno se va posicionando y actuando en consecuencia, pero la duda recorre a cada individuo, es más importante lo que calla que aquello por lo que lucha. Si la sinceridad es imprescindible para aplicar la justicia, poco son los que se pueden calificar como jueces. Siempre es fácil alegar que los superhéroes son seres invulnerables capaces de cualquier cosa. A medida que avanza la historia podemos comprobar que también ellos tienen puntos débiles y no siempre están conformes con sus actos realizados en el pasado. Parece que en este relato los superhéroes se empapan de sensaciones puramente humanas que los hacen más cercanos y nos muestran así una personalidad mucho más marcada que los diferencia. En cuanto a la acción todo lo que se pueden decir son elogios y no solo al guión puro y duro, sino a la manera de transmitirlo a través de los acontecimientos. No hace falta adentrarse mucho en la lectura para sentir esa adicción que te lleva a devorar sin remedio viñeta tras viñeta. El autor se encarga de ocultarnos deliberadamente los datos precisos, aumentar la tensión hasta cotas insospechadas y acto seguido dejarnos con la miel en los labios. Nos va dando diversos puntos de vista, sin perder nunca la perspectiva y va dotando la trama con una atmósfera especial, similar a la del cine policial de toda la vida. Para ello el dibujo es una parte primordial. No solo da vida acertadamente a cada personaje, sino que les inyecta una expresividad muy interesante así como unos movimientos que los hacen atravesar las hojas para meterse en tu cabeza. Nadando en la incertidumbre, el lector no podrá discernir, por momentos, cuando le están danto una solución o si no es más que una artimaña para desviar la atención. Se puede palpar lo que verdaderamente puede afectar en lo más hondo a un superhéroe, el miedo. No tienen miedo en arriesgar su vida, lo tienen por lo que les pueda pasar a sus familiares y amigos, de ahí que siempre sean celosos con todo lo relacionado con su identidad. Otro punto importante es si se deben o no utilizar ciertas técnicas moralmente mal vistas para que el equilibrio se mantenga y perdure en el tiempo. Para juzgar esto es mejor leer y después sacar cada uno sus propias conclusiones. El colofón de toda la trama es muy ingenioso e inesperado, dando un giro tremendo en las ideas preconcebidas. Una buena historia con un buen final el lo ideal y si además te sorprende y te deja impactado se convierte en una obra a tener muy en cuenta. Lo que esta claro es que si las cosas se hacen bien, el fruto del trabajo siempre será bien recibido por los lectores y como muestra están estos tres tomos imprescindibles, a mi modo de ver, en el mundo del cómic.

300


La inspiración que proporciona una epopeya heroica tan legendaria como la batalla de las Termópilas es capaz de atravesar el tiempo para servir de guía a artistas de todo tipo. Uno de ellos es nada más y nada menos que Frank Miller, todo un referente en el mundo de la novela gráfica. Así nace 300, que narra el enfrentamiento entre Esparta y Persia en el desfiladero de las Termópilas. En un principio se publicó en cinco entregas allá por el año 1998 en Estados Unidos. Posteriormente apareció un tomo de tapa dura acoplando las dobles páginas en una sola en forma apaisada, éste es el que ha llegado a mis manos. Frank Miller se encarga tanto del guión como del dibujo, dejando el coloreado para Lynn Varley. La trama no inventa nada nuevo, tal vez alguna que otra licencia histórica y un más que acentuado carácter prepotente de los orgullosos espartanos. Aprovecha para el guión alguna que otra cita histórica que ha llegado hasta nuestros tiempos, lo que engrandece un poco más al mismo, ya de por si bastante bueno. El relato está contado por una especie de guerrero cuentacuentos que ameniza las veladas de los duros hombres del Peloponeso. La historia te atrapa a primera vista con un ritmo que delata una tensión contenida, con un aliento de tragedia que se está forjando y que la personalidad de esos hombres hará inevitable. Muy bien construido esta, en ese sentido, el rey Leónidas, mostrando tanto la prepotencia de una polis singular, como la tensa espera de un sacrificio anunciado. La historia pone los pelos de punta, tan solo imaginar que algo así sucediera en realidad ya es capaz de estremecer al más hombretón. En cualquier caso, ese desprecio por la muerte parece más una motivación extra que pretende eliminar el temor, que una sensación real en un ser humano. De todos modos es admirable el espíritu de un pueblo con una personalidad tan aplastante, sobre todo de un líder como Leónidas, capaz de desafiar la tradición ancestral en un momento decisivo en la historia de la humanidad. No se si ahora el mundo sería mejor o peor, pero es seguro que de no haber sido por los trescientos espartanos no sería como lo conocemos en la actualidad. El relato esta repleto de frases lapidarias que acompañan momentos épicos muy bien representados, el seguimiento de los acontecimientos es fluido, cuando te das cuenta ya te encuentras en el desenlace y te tocas la cabeza a ver si llevas el casco puesto, preparado para recibir la embestida persa. Si la trama es emocionante, aunque predecible, ya que de todos es conocido el resultado final, el aspecto visual es realmente impactante, con un diseño espectacular y un color que desprende un olor a tragedia por los cuatro costados. Los personajes están dibujados con un estilo que recuerda mucho a los grabados de las antiguas cerámicas griegas, dejando de lado el realismo. Son increíbles los dibujos que presentan al niño Leónidas enfrentándose al lobo en invierno, antes de regresar a Esparta como rey y como no, el desenlace cuando aparece la visión desde los ojos del rey, a través de su casco. Por último, comentar que el dibujo que muestra a Leónidas lleno de flechas, salpicando de sangre en un último y desesperado intento de acabar con el rey persa Jerjes, es increíble y define a la perfección la carga emotiva de los acontecimientos. Aunque no es una lección de historia fiel, tampoco presenta nada descabelladamente opuesto a la realidad y no está mal para introducirse en el mundo apasionante de la historia de la humanidad.

Justicia


Esta serie de doce capítulos llamada Justicia es una obra netamente visual, apoyada sobre un guión genuinamente clásico, que corre a cargo de Jim Crueger. El dibujo es simplemente magistral, su responsable principal es Doug Braithwaite. No obstante hay una sombra alargada que cubre el acabado final, tanto del dibujo como del guión, se trata del excelente trabajo de Alex Ross. Aparentemente parece un todos contra todos, con todos los personajes imaginables de la historia del universo DC, pero todo se puede simplificar al eterno enfrentamiento del bien contra el mal, o mejor dicho al contrario. Al avanzar la trama en primera persona encontramos muchas reflexiones internas de los principales personajes, lo que se convierte pura filosofía. Esta claro que encontramos muchos personajes, lo cual puede enredar las cosas de una manera inevitable, pero esto se contrarresta con un ritmo pausado mediante el cual encontramos el tiempo suficiente para reflexionar sobre lo que va ocurriendo e indagar lo que se nos esconde de forma premeditada para aumentar la intensidad. Mientras tanto, para mayor satisfacción, podemos disfrutar de un dibujo de primer nivel, ya quisiera yo sacar fotografías tan realistas como algunos esbozos. Pero a pesar de ese realismo, sobre todo en rostros y expresiones que traspasan el papel, nos topamos de bruces con un diseño perfecto, que además contiene un sabor añejo, como esas antiguas películas de ciencia ficción. Como es normal encontramos situaciones más acertadas que otras, pero en una visión general nos quedamos con una historia muy interesante, que te atrapa desde las primeras viñetas con una incertidumbre latente en cada comentario. Si el eje principal es el clásico bien y el mal, tenemos una secuela dentro de los malvados, ya que se puede diferenciar entre el daño que puede causar un hombre y el de una máquina cuyo objetivo es la erradicación de toda vida. Así, si como de un cáncer se tratara, los malvados intentarán poco a poco destruir a los encargados de mantener la ley y el orden. Mientras tanto, como si fueran políticos, intentarán convencer al pueblo para que siga su doctrina, prometiendo un mundo sin problemas e idílico. El hombre es débil y vemos como cada vez son más los que serán atrapados por esa falsa promesa de bienestar. Una vez definidos los dos contrincantes generales, nos preparamos para el enfrentamiento, lleno de épica y de propaganda de la moralidad. Nunca esta de más recordar de vez en cuando ciertos valores de ética que garantizan la buena convivencia, a pesar de que en muchas ocasiones los tenemos más que olvidados. Tal vez en algún momento sea algo empalagosa tanta bondad, pero es el contraste perfecto al apocalipsis terrible que aparece en un extraño sueño que sufren los enemigos públicos número uno. Choca la magnitud de la tragedia que se ve venir con el número de bajas que causa al final, pero para tragedias ya tenemos las griegas y el telediario. En conclusión, os recomiendo leer y ver, la obra merece la pena, luego que cada uno saque su propia conclusión.

Superman: Rojo

Superman Rojo narra una historia alternativa del hombre de acero. Después de verlo en la ciudad de Gotham y en plena edad Media, ahora nos encontramos con una interesante aventura de Mark Millar, presentando a un Superman, que llega a una humilde granja de Ucrania en los años treinta, por lo tanto se criará bajo los ideales comunistas. Así, en su característico traje, en vez de llevar una “S” en el pecho llevará nada más y nada menos que la hoz y el martillo. El guión esta muy bien construido a base de un argumento con cierta carga política, centrado en la guerra fría. Está dividido en tres partes que representan la trayectoria del nuevo líder comunista. De todos modos se nota que está contada la realidad soviética desde fuera, desde un punto de vista muy norteamericano. Los principales personajes están perfectamente creados, sobre todo en su aspecto psíquico. El autor intentará meter los personajes más característicos de la historia clásica, por lo que alguno pasará más bien de refilón, con apariciones puntuales. El peso de la obra lo lleva el enfrentamiento entre Luthor y Superman, con un buen resultado ya que esta es una de las veces que mejor veo la figura del antagonista por excelencia del superhéroe. El dibujo corre a cargo de Dave Johnson, recreando con eficacia la aureola añeja de la vieja Unión Soviética y dotando a los personajes de gran personalidad, añadiendo un buen diseño en las viñetas así como espectaculares dibujos en páginas completas.

Superman será el elemento que desnivele la balanza a favor de una de las dos superpotencias mundiales, esta vez le dan el poder a los soviéticos. Veremos al héroe acompañando a un Stalin, que en determinados momentos parece hasta buena persona. El caso es que mostrará al mundo una manera de vivir basada en los ideales comunistas, donde todo se reparte y la igualdad del hombre es innegociable. Con el tiempo accederá al poder absoluto viendo el fruto del trabajo de toda su vida. Tan solo los Estados Unidos vivirán en el caos del capitalismo. Todo cambiará cuando Lex Luthor alcanza la presidencia de Norteamérica. Toda su vida ha sido una eterna búsqueda de la receta para acabar con Superman y se prepara para asestar su golpe definitivo. Todo el cómic tiene un alto nivel, es de los que te atrapa por su amena lectura basada en una trama original e interesante, pero no será hasta el final cuando realmente explote toda la creatividad, dando una nueva vuelta de tuerca a los acontecimientos, cargándose de un plumazo el origen extraterrestre del protagonista, cambiándolo por un desenlace novedoso e ingenioso.

Realmente merece la pena leer esta curiosa adaptación de la historia de Superman , en la que vemos como el autor se permite la licencia de jugar con la historia, aparte de mostrar el comunismo como una utopía, aunque su líder sea el personaje más carismático de la cultura yanqui. Por otro lado tenemos una buena comparación del régimen soviético con un mundo cuadriculado dirigido por un ser todopoderoso que vigila desde lo alto, aunque en este caso sea para hacer el bien.

Sin city: Volumen 1


Sin city es la primera entrega de una serie de novelas gráficas que bajo ese mismo nombre, narran acontecimientos ocurridos en un ciudad imaginaria, Basin city. Me imagino que todos ya se habrán hecho a la idea de los motivos por los que será conocida por el nombre de la ciudad del pecado. Se trata de un lugar decadente, todo un infierno en la Tierra. Ese entorno es lo que en realidad ha forjado la personalidad de los personajes que irán apareciendo en la serie. Esta primera obra sin título en un principio, es una muestra más que suficiente para comprender por dónde nos vamos a mover. La idea es representar en viñetas toda una novela negra, con un ambiente oscuro y desconcertante creado hábilmente por un dibujo en blanco y negro que juega con las luces y las sombras para dotar de ese dramatismo tenso que desprende la historia. Otra baza que juega el dibujo es su estilo y diseño. Sin ser realista cien por cien, es muy descriptivo y encaja con los acontecimientos. Creo que si volara nuestra imaginación al leer una novela negra veríamos los trazos y las siluetas de esos dibujos tan personales. El diseño es también novedoso, la composición de las escenas es visualmente perfecta, siempre jugando con la oscuridad, mostrando detalles para comprender automáticamente cada situación. En cuanto a la narración, se trata de un relato en primera persona. La historia va avanzando a medida que el protagonista va creciendo. De hecho la personalidad del sujeto en cuestión, claro ejemplo de lo que sería la ley de causa-efecto, es lo que define el estilo y lo que te queda en conjunto a su conclusión. La ciudad engendra a los personajes y casi les escribe un destino, poco se puede hacer para modificar estos parámetros, si eres mala persona, serás muy malo, en cambio si eres un policía, político o clérigo serás aún peor. Vamos que en cuanto abres la tapa del cómic empieza a oler a sangre, vicio, corrupción y violencia. Un hecho a destacar es la total libertad con la que Frank Miller ha desarrollado los hechos, con una censura cero, nos ofrece un banquete de violencia explícita, sexo, mentes desequilibradas, desagradables momentos y ese toque peculiar de romanticismo que sale al exprimir todo lo anterior. Marv será el protagonista de este relato. No se puede hablar del chico de la película, es todo un antihéroe, un despojo de la sociedad. Pero aquí se demuestra que hasta las mentes más planas y los seres más bastos tienen sus ideas y sufren porque la suerte, por regla general, les ha dado la espalda. Precisamente esa mente atormentada, ese ser enfermo que no se ha tomado las pastillas a su hora, será quien nos guie y nos plantee una trama desconcertante al principio y desgarradora en su desarrollo. La muerte de una prostituta será lo que desencadenará los acontecimientos. Ese toque poético inicial con ese monstruo llamado Marv, saboreando el momento en que una mujer tan bella como Goldie está a su lado y puede paladear su perfume, se ve roto por un asesinato que nos llena de dudas. El grandullón se lo tomará bastante mal y decide involucrarnos a los lectores en ello. Así que nos metemos definitivamente en su cabeza y nadamos por sus asombrosos pensamientos que en más de un momento nos tirarán para atrás. La violencia es muy explícita, con instantes bastante desagradables y para nada comerciales. La verdad es que muchas veces los hechos son tremendos incluso sin la necesidad de que nos los enseñen, aquí esto no le vale al autor pues no se ahorrará detalles para ponernos los pelos de punta. Marv va en busca de un nombre y cuando lo tiene, desplegará toda su imaginación para sorprendernos con sus métodos de tortura, siempre en busca de una muerte lenta, una agonía indescriptible para saciar su sed de venganza. Así es la vida, así son las cosas en Sin City. Siempre nos hemos imaginado los trapos sucios de las personas que gobiernan, aquí tenemos una representación de las mil y una cosas que podemos pensar de ciertos políticos y de algún que otro siervo de Dios. Seguramente esta obra no gustará a mucha gente, la verdad es que no da muchos motivos para agradar con su argumento, pero de eso se trata, de mostrar sin tapujos un submundo latente y que para nada es ficticio. Tal vez no sea tal cual, pero lo que está claro es que hay mucha gente que por las noches no debe de dormir tranquila. Los momentos a tener en cuenta son varios, el primero sería la visita de Marv al cura para confesarse a su manera, gran escena sin duda, todo un acierto en su diseño y composición. Más banal, pero agradable, es la visita del protagonista a su anciana madre. Hasta las criaturas más tortuosas tienen a su madre para cuidarlos. Pero nuestro hombre sabe moverse muy bien en los lugares más inhóspitos de la ciudad del pecado y la acción dará un giro tremendo con la nueva aparición de su musa. Duda de sus sentidos, no sabe si es real o simplemente una jugarreta del subconsciente, tal vez necesite sus pastillas. El caso es que vuelve el romanticismo del principio, ahora mucho más intenso al sentir de nuevo esos viejos sentimientos. Marv se muestra más humano, a él también le tiemblan las rodillas e incluso es capaz de llorar. La aparición de un personaje que se alimenta de carne humana es uno de los momentos más duros y desagradables que vamos a encontrar, pero para asombro general, todavía queda una vuelta de tuerca más y su enfrentamiento con el justiciero Marv dará como resultado uno de los períodos más dramáticos y nauseabundos del mundo de las novelas gráficas. Sin embargo, para disfrutar verdaderamente de la historia hay que sentir ese feeling de la novela negra, ese ambiente especial, decadente y viciado por el que nos vamos a mover. Poco a poco la forma de contar los hechos a través de una mente tan atormentada nos hará comprobar como puede pensar un ser que vive al límite, un hombre discriminado y apartado tanto por su físico como por su manera de ser. Pero lo mejor de todo es el romanticismo casposo de este personaje y su inquebrantable fuerza de voluntad, dispuesto a dar su vida por una persona a la que casi no conoce. Muestra de ello tenemos las viñetas que más me han gustado, cuando se encuentra a solas consigo mismo bajo una lluvia torrencial, una lluvia que lejos de lavar su alma, le proporciona más motivos si cabe para continuar sus andanzas. Así nace un mito, un lugar que nos hará temblar y que es realmente el personaje principal. Su corazón palpita en cada callejón, con cada ciudadano y que nos hace sentirnos unos perdedores como Marv.

Tras este apasionante relato, surgido de la chistera de Frank Miller allá por el año 1991, fueron lloviendo otros títulos que agrandaron su legado, definiendo más este sombrío lugar a través de más seres problemáticos, a través de sus andanzas y de sus sinsabores. Inevitable fue su posterior paso a la gran pantalla con Robert Rodríguez dirigiendo a la sombra de Frank Miller. El resultado fue sorprendentemente bueno, muy fiel y con unos efectos especiales que acercaron el dibujo a la pantalla, fundiéndolos. El detalle más vistoso es la magnífica utilización del color, contrastando con el blanco y negro, no solo visual sino también argumental. Después de esta adaptación, el propio autor dio a posteriori un título a éste primer capítulo de la saga, “El duro adiós”. Dentro del film el protagonista de la primera parte, el Marv de carne y hueso fue Mickey Rourke y la verdad es que el parecido es asombroso. En definitiva tenemos una historia muy fuerte, sin concesiones y transgresora, lucha contra el orden establecido y carece de un personaje con el que te desees involucrar. La historia es violenta y dura, nada convencional, pero que es capaz de sumergirte en la lectura para aclarar ese mar de dudas con el que iniciamos el viaje.

Superman: Fin de siglo


Stuart Immonen se encarga de dar vida a este ameno relato de aventuras de Superman llamado Fin de siglo. Esta vez se ocupará tanto del dibujo como del guión. En el apartado artístico tenemos un trabajo marca de la casa, con un realismo muy personal, sobre todo cuando representa tiempos pretéritos, con unos tonos sepia que contrastan con el color más clásico del cómic cuando la escena ocurre en el presente. El guión es interesante, aunque tiene algunas fisuras al ser poco verosímil. Pero una vez puestos los parámetros de lo que es la historia, ésta se lee en un suspiro gracias a un buen ritmo narrativo, acompañado de continuos flash back que van resolviendo progresivamente las incógnitas del inicio. Lo que más choca es ver a un Lex Luthor extremadamente paternal y no tan odioso como en otras ocasiones, por otro lado encontramos a una Lois felizmente casada con Clark y a un Superman con todos sus principios intactos. La escena esta situada en Metrópolis, pero toda la trama viene de lejos, un siglo atrás, en aguas del Caribe se hunde un barco italiano y a partir de aquí empezaremos a conocer hechos insólitos. Iremos dando saltos desde la ciudad del Daily Planet hasta Nápoles, pasando por una ruta hacia Oriente a finales del siglo XIX. Se acaba un siglo y también se acaba el siguiente, lo que podemos llamar el presente de la historia. El mal estaba latente y despierta para poner en jaque a la humanidad, es el momento de que aparezca Superman e intente aclarar las cosas. Es justo destacar las bonitas escenas dibujadas por Stuart Immonen, en las que aparece una deliciosa nevada entrañable. Lo más interesante sin duda es el trazo diestro del dibujante, dotando a los personajes de mucha vida, sobre todo en las imágenes antiguas, en las que el apartado visual de la obra salta a la vista, valga la redundancia. La historia se centra en varios personajes, por un lado están los misteriosos personajes que buscaban la inmortalidad desde su Italia natal, por otro tenemos a Lex Luthor y a Superman cuyos caminos se juntan una vez más, aunque esta vez no son tan opuestos. El tema principal que encontramos es el de la vida eterna, una quimera que nos ha perseguido a lo largo de la historia y que de momento nadie ha conseguido, al menos que se conozca, también está la esencia del mal, todo un clásico, esta vez esta representado en uno de los personajes, el hijo de la condesa napolitana. Frente a estos dos sentimientos esta el del valor de la vida, todas las vidas, incluso las de los asesinos tienen el mismo valor, de ahí que Superman, siempre con buenas intenciones, salvara el pellejo de su adversario en una ocasión y lo volvería a hacer una y mil veces más. El final es bastante peliculero, con el enfrentamiento entre los dos seres más poderosos y un autobús de por medio, con esta escena se pone el colofón a esta aventura que si no es una obra maestra imprescindible, si que es un cómic agradable de leer y que mantiene la emoción por sus saltos de tiempo y lo antagónico de sus personajes. Merece la pena pasar un rato entretenido a costa del buen hacer de Stuart Immonen.

From hell


Lo primero que llama la atención al empezar la lectura es la manera tan perfecta en que se funde la historia de Alan Moore con el dibujo de Eddie Campbell. Es realmente el tipo de dibujo perfecto para acentuar los acontecimientos escalofriantes que vamos a descubrir. De una manera más que convincente, a base de un blanco y negro bastante funesto, vemos la atmósfera brumosa y espesa de Londres a finales del siglo XIX, a base de una documentación concienzuda viajamos a una época no muy lejana, pero tan bien construida que te involucras íntegramente en esas calles, acompañando a esas personas tan dispares y curiosas. Otra característica del dibujo es su expresividad, no es necesaria ninguna palabra en muchos casos para continuar la narración, simplemente basta con seguir las viñetas y los movimientos de los personajes. Si bien la historia es densa por todos los personajes que van apareciendo, esa vida de las imágenes dota a la obra de esa fluidez necesaria para equilibrar el resultado final. El guión por su parte es una pequeña obra de arte, va mostrando poco a poco los acontecimientos, haciendo hincapié en el fuero interno de los personajes, mostrando su actitud frente a determinadas circunstancias puntuales. Así los vamos conociendo y los vamos centrando dentro del rompecabezas que al principio encontramos. Un dato a tener en cuenta es la libertad con que ha afrontado la creación de la obra, sin dejarse llevar por caminos más comerciales o políticamente correctos, sinceramente es de agradecer. Puedes seguir la historia mirando cada dibujo, descubriendo que es imposible narrar estos hechos a través de otro tipo de dibujo. Esa perfecta armonía te atrapa sin remisión, a pesar de escenas bastante explícitas y desagradables, también necesarias para dotar a la novela gráfica de una personalidad única. Es palpable y visible también la excelente descripción de las distintas capas sociales de la capital británica, desde lo más alto hasta lo más humilde. Diferentes mentalidades para cada realidad, es un mundo dividido en el que es difícil progresar y escalar desde abajo, el que es pobre se pudrirá en la miseria y el poderoso, manejará la situación a su antojo, cerrará bocas y tapará ojos. Luego tenemos a los locos, pero éstos van por libre. En cuanto a los personajes en cuestión, tenemos una recreación perfecta del principal, del hombre a partir del cual se va creando todo el tinglado. Su cara, además de fiel al original, es impactante, vamos, como para verlo desde la camilla de un hospital cuando estás esperando para ser operado.

La historia se basa en el mito de Jack el destripador, un caso nada claro que ha servido de inspiración a infinidad de creadores que han dado su punto de vista, no siempre con acierto. Es curioso como esta dramática aventura londinense es llevada al mundo del cómic y de una manera tan seria y sobresaliente. El hijo de la reina Victoria de Inglaterra tiene un hijo con una tendera de un barrio humilde. Para encubrir ese hecho tan deshonroso tratará de eliminar a las personas que lo conocen, unas prostitutas que malviven en ese inframundo. El encargado de la misión será el médico real, un hombre relevante y para más INRI masón. Pero la personalidad del doctor hará que el asunto se desborde en una serie de macabros y espeluznantes capítulos dantescos para los cuales no hay justificación alguna. Aprovechando la trama descubriremos la ciudad de Londres de pies a cabeza, las calles, los edificios más significativos, la idiosincrasia de la gente y su historia. La posterior investigación proporcionará los momentos más sangrantes, cuando la justicia es teledirigida por el poder establecido, hacen y deshacen a su antojo buscando una salida, esperando a que el olvido sepulte las atrocidades. De hecho en el prólogo vemos con dos ejemplos muy explicativos, lo que significa vivir con un cargo de conciencia muy difícil de llevar, imposible de olvidar. Poco a poco las piezas van encajando en el puzzle, el autor nos permite vislumbrar lo ocurrido, siendo explícito, sin rodeos.

A la conclusión del cómic se te queda la sensación de haber destripado una obra de arte, narrativa y diseños perfectos. No será fácil olvidar al médico con su cuchillo y esa cara de asesino macabro que ha perdido la noción de la realidad y vive su doctrina particular. Los dos pasajes más interesantes y que me han llamado la atención son la descripción minuciosa de Londres y el momento de la muerte del asesino, o mejor dicho, la mano ejecutora de los asesinos. El primero es un viaje fantasmagórico a bordo de un carruaje siniestro que recorre las calles con su halo de misterio y con dos seres salidos del infierno. A través de estas imágenes vives la ciudad y su época, la sientes tan cercana que el escalofriante relato del protagonista te traspasa como si todo ocurriera a escasos centímetros de tu nariz. Literalmente así es, el cómic es una ventana a ese lugar y las palabras que encontramos son la historia del lugar, desde el inicio de los tiempos. Aprovechando la situación conoceremos la doctrina de los masones y su particular visión de las cosas. El segundo momento que rescato es el segundo antes de la muerte del asesino, ese instante en que dicen que la vida pasa ante ti en un suspiro como si de una película se tratara. El desenlace ofrece un giro místico, lleno de drama y poesía nos muestra la esencia misma del mal. Aparecen distintas épocas y lugares con un punto en común, la maldad, como si el espíritu del demonio rodeara e influenciara a la humanidad, de hecho es algo que viene en pack con los hombres, qué es la sociedad que hemos montado sin el mal, la verdad es que no lo sé, pero seguramente no se trataría de nuestro mundo.

Si estás acostumbrado a las imágenes crueles de los telediarios, ahora tienes una nueva salida, puedes ver en clave de ficción el reflejo de la más cruel realidad en una obra imprescindible, inolvidable y con un ambiente mítico.

Watchmen


Entre 1986 y 1987 se publicaron los doce capítulos que más tarde se reunieron en un tomo con el nombre de Watchmen. Este ambicioso proyecto del guionista Alan Moore y el dibujante Dave Gibbons irrumpió con fuerza en el mundo del cómic, coleccionando un buen número de premios y dejando a la posteridad, un estilo muy personal y original de contar los acontecimientos. La narración no es nada lineal ni predecible, encontramos unos sucesos contados desde varias perspectivas y todos ellos situados en el marco de un mundo en continuo conflicto. Fechado en 1985, se avecina una más que probable guerra nuclear entre las dos superpotencias mundiales, los Estados Unidos y la Unión Soviética. Estéticamente recuerda a una película de cine negro, en una Nueva York bastante deprimida y en la que sus habitantes asisten con pesimismo al que suponen el fin del mundo. Entre todo este barullo tenemos a los protagonistas, unos hombres y mujeres que han decidido, a imagen y semejanza de los superhéroes de los cómics, impartir la justicia que ellos creen necesaria. Estos seres ocultan su verdadera identidad bajo un disfraz, así patrullarán sin descanso y velarán por la paz. Este grupo no es sino la continuación de otros pioneros en el asunto, alguno, de hecho, ha heredado el envoltorio de su ídolo. Cada capítulo nos destripará a un personaje, sabremos su historia y como ha llegado a convertirse en un justiciero enmascarado. Además nos introduciremos en su forma de pensar y conoceremos sus miedos y virtudes, sabremos de qué pie cojean y como afrontan los acontecimientos que atormentan a la humanidad. Aparte de esta función meramente descriptiva, el autor va avanzando sutilmente en la trama, que da comienzo con el intrigante asesinato de uno de los héroes con métodos más discutibles. A menudo nos podemos encontrar con flash backs que nos aclararán puntualmente ciertos asuntos que se nos puedan escapar por la densidad de los hechos. En cada capítulo tenemos incluída una buena dosis de intriga y un argumento que mantendrá el interés y la tensión en todo momento, acompañado de un dibujo sobrio y de una composición sumamente interesante. Eso es lo más importante en el diseño de las viñetas, como es capaz de componer con un buen gusto y un saber hacer impresionante, a través de detalles que ganan partido al realismo, del que tampoco carece en absoluto. Ese aspecto, unido a la habilidad con la que el guión nos conduce a través de la historia, es lo que hace a la obra brillante e innovadora, mostrándose irónica y transgresora. No solo los protagonistas tienen interés, con su ideología y sus actos, aparte tenemos un rico elenco de secundarios que se van haciendo un hueco poco a poco, dando una riqueza importante, a la vez que un punto de vista muy particular. Conoceremos el parecer de unos detectives, el martirio emocional sufrido por el psicólogo que tratará de navegar a través de los pensamientos de uno de los héroes enmascarados, también conoceremos sus problemas conyugales, seguiremos atentamente las diferencias entre una pareja de lesbianas y sabremos como va el mundo a través de un par de personajes que yo definiría como imprescindibles. Se trata del kiosquero que reparte y se empapa de la prensa, conoce todas las tendencias ideológicas y no para de dar su opinión aunque nadie le pregunte. A su lado se encuentra siempre, sentado, un chico sin parar de leer un cómic de piratas que narra una aventura espeluznante que mantiene un peligroso paralelismo con la realidad. Es curioso como a pesar de permanecer horas y horas tan cerca, no conocen ni siquiera sus respectivos nombres. Como si de un castillo de fuegos artificiales se tratara, podemos distinguir algunos puntos álgidos, como el capítulo en el que conocemos en profundidad al llamado Doctor Manhatan, un hombre victima de un accidente a través del cual adquiere unos poderes tales que desencadena el aumento de las tensiones entre americanos y soviéticos, ya que la balanza se desnivela peligrosamente hacia el costado yanqui. Sagaces saltos de tiempo llenos de filosofía y de su particular manera de permanecer impasible ante los acontecimientos, volverán loca a su pareja, la también heroína, Espectro de Seda. La mujer acabará abandonando a ese personaje tan especial. Este partirá a Marte donde seguirá jugando con el tiempo. Precisamente a raíz de esa ruptura nace una nueva relación, la mujer encontrará compañía en Búho Nocturno y poco a poco el cariño se convertirá en algo más. Rorschach será otro de los héroes, con una estética más marginal, sin tanta floritura, tendrá una actitud más callejera y oscura. El llamado Comediante será el superhéroe más discutido, procedente de la vieja guardia, por su particular forma de actuar también será el más odiado y encontrará su sitio realizando trabajos sucios para el gobierno. Realmente lo que encontramos no son superhéroes todopoderosos capaces de hacer el bien con solo mover un dedo, aquí tenemos más bien antihéroes, venidos a menos y avergonzados, en la mayoría de casos, de su pasado. Por último tenemos al conocido como el hombre más inteligente de la Tierra, Ozimandias, que tramará en la sombra un nuevo orden mundial. Mientras, la vida continúa en una Nueva York cada vez más convencida de la llegada del juicio final. Está dibujada de una manera muy especial con todos esos detalles decadentes de las grandes urbes llenas de gente, pesimismo y contaminación. Ese aspecto decadente se mezcla con un romanticismo muy genuino ganado a través de los años y que esta representado magníficamente en el detalle del grafiti de la sombra de los dos enamorados besándose. Pero ya hay alguien que ha decidido el destino de la ciudad, como ocurrió en Hiroshima, las víctimas inocentes servirán de justificación para conseguir un fin, en este caso la paz mundial. La diferencia esta en que al suceder la catástrofe en la Meca del mundo occidental, Nueva York, parece más cercana y trágica. No parecen contar lo mismo las víctimas del lejano oriente que las de la ciudad más influyente del planeta. Al concluir con las cuatrocientas páginas de la novela gráfica, hay una cosa que no te atrapará, será la indiferencia. La reflexión será inevitable, compararás cada punto de vista con el tuyo propio y te darás cuenta que incluso los tuyos son más que discutibles. Es muy complicado juzgar, es imposible ser parcial cuando los acontecimientos te desbordan. De todos modos siempre viene bien un poco de autocrítica, ver como tenemos, o tienen, montado el mundo, espero que aquí esté todo más dramatizado por el bien de la obra, pero ¿quién sabe?, nada está en nuestras manos cuando alguien nos vigila, pero ¿quién vigila a los vigilantes?

Superman: Las historias de Alan Moore


Este tomo nos muestra una colección de tres relatos de Alan Moore. Ninguno esta relacionado entre sí, pero tienen algo en común, vemos al hombre más poderoso del mundo a merced de este hábil guionista. Encontramos al héroe contra las cuerdas desde el principio, lo hace más frágil y vulnerable, necesitando ayuda externa para vencer sus problemas. Las tres historias nos presentan un Superman de carne y hueso, con un torrente de sentimientos que lo atormentan y en algún momento totalmente deprimido y derrotado.

El cómic comienza con “El hombre que lo tenía todo” que cuenta con Dave Gibbons en el dibujo. Para mi es el más interesante, donde observamos como sería todo de no haber sucedido la trágica destrucción de su planeta natal. El devenir de la historia hubiera sido totalmente distinto, tenemos a nuestro personaje con otra familia y una vida bastante idealizada. Pero esto no es más que un sueño, una fantasía irreal producida por una planta maligna que se pega a su pecho dejándole en fuera de juego, como si de una droga se tratase. Es el momento en el que hay más carga emocional, cuando al fin es rescatado de ese vil vegetal siniestro. A pesar de no ser más que una ilusión, es muy bueno el momento en que se despide de su hipotético hijo, tal vez el mejor de la obra, con esas manos que se separan poco a poco mientras todo se hace borroso en la mente de Superman.

A continuación llega “¿Qué le sucedió al hombre del mañana?” en la que podemos ver a Alan Moore mano a mano con Curt Swan y George Pérez. De las tres, ésta es la más densa y difícil de seguir. Para disfrutarla de verdad es imprescindible conocer en profundidad la historia de Superman. El autor intentará recopilar todos los personajes característicos de la saga, tanto villanos como superhéroes. Son tantas las caras y los comentarios de gente de tantas épocas distintas, que pierdes la noción de los hechos. Todo gira en torno de la misteriosa desaparición de Superman, o tal vez su supuesta muerte. El kryptoniano esta destrozado moralmente, ha incumplido uno de sus principales mandamientos, el de “no matarás”. Es curioso, por otro lado como se nos presenta el relato, a través de una entrevista realizada a Lois por un periodista novato del Daily Plantet. También conocemos al segundo marido de la ex periodista, un hombre que nos es algo familiar.

La tercera en discordia es “Superman y la Cosa del pantano” acompañado de Rick Veitch. Es la más entrañable, posee un encanto especial. Un hongo encontrado en un meteorito produce en el héroe una debilidad tan profunda que se ve perdido y entregado a la muerte. Entre dolores, fatiga y alucinaciones vemos como penetra en un mundo místico, en una selva antediluviana llena de seres extinguidos hace millones de años. Vagando perdido y desauciado el bueno de Clark se encuentra con un monstruoso personaje de mirada noble, la Cosas del pantano. Advertimos como un ser tan abominable posee una condición tan noble e intentará ayudar al superhéroe venido a menos. La historia es enternecedora y sabe conjugar muy bien a estos dos seres tan distintos físicamente, trasmitiendo una mágia especial en ese entorno de fábula.

En definitiva, con esta obra comprobamos quien es el que manda en todo este mundo, aquí el que corta el bacalao es Alan Moore, tiene a sus personajes donde le interesa y en las condiciones que le parece para crear la historia a su imagen y semejanza. Da igual el carisma que arrastren sus personajes a lo largo de los años, aquí es el que maneja los hilos.

V de Vendetta


Dentro de un mundo ficticio situado en una hipotética Inglaterra de finales de los noventa, Alan Moore nos muestra un planeta desolado tras la tercera guerra mundial. Nos plantea un estado basado en nuestro pasado reciente, la invasión nazi de Europa. Esta vez, tras el caos de la guerra, un régimen autoritario y policial se instaurará en Inglaterra. Desde ese preciso momento todo estará controlado por la persona a la que llaman Destino. Cada ciudadano será vigilado, todos sus gestos quedarán grabados por una cámara y sus conversaciones serán conocidas a través de micrófonos. En esta sociedad cuadriculada la sumisión reina de un modo preocupante. Mientras tanto en las altas esferas, los miembros con poder conspiran y vemos como todo esta podrido. Dentro de este teatro lamentable aparece un personaje que hará despertar las mentes adormecidas, se trata de V, un terrorista romántico, defensor de unos ideales de justicia olvidados hace tiempo. Pronto se convertirá en el principal objetivo del gobierno, lo ven como una seria amenaza para su privilegiada posición. Este mítico personaje será un desconocido, un ser que oculta su rostro tras una máscara, y como dice en alguna ocasión, detrás de ella no hay una persona, hay una idea. La historia esta dividida en tres partes, además tenemos capítulos cortos. Cada capítulo supone una pequeña historia, llena de intensidad y la filosofía particular de V. Pretende destruir el actual sistema y sobre sus ruinas empezar a construir el futuro, en el que la libertad sea fundamental y que dentro de esa libertad se pueda conseguir un orden bajo el cual nadie pueda ejercer su poder sobre los demás. Parece una utopía, es prácticamente imposible conociendo la esencia del ser humano, de ahí ese romanticismo que parece sacado de otra época. Habla sin tapujos de anarquía, una anarquía bien entendida, sin energúmenos violentos que aprovechen la situación, un nuevo orden que solo puede ser representado en un cómic, pues en la realidad es más que imposible. Así, reflexión tras reflexión va transcurriendo la historia, con un ritmo constante, lleno de metáforas, desde el punto de vista de un idealista soñador, un justiciero en plena cruzada contra el destino. El guión es francamente bueno, te despierta los sentidos, además que los personajes son muy personales, cada uno esta hecho a si mismo, unos se dejan llevar por la corriente, el protagonista, por su parte, se rebela y luchará. No pedirá que la gente le acompañe, simplemente les despertará de una pesadilla e intentará sacarles de la prisión en la que viven. El guión esta muy bien acompañado del dibujo de David Lloyd, bastante realista y oscuro, sin escrúpulos y bastante explícito. Saca partido de cada viñeta y de cada personaje, mostrando sus emociones de una manera eficaz. El ritmo es bastante uniforme, siempre con una tensión muy marcada, aún así vemos momentos en los que la emoción se desborda y los transgresores hechos impactan, como los asesinatos de la gente que estuvo en el campo de reasentamiento, uno a uno van cayendo y acompañando a cada muerte una rosa. Luego tenemos el impresionante capítulo en que habla con la estatua que representa a la justicia, se sincera con la que denominaba antigua amante, justo antes de hacerla estallar. Y como no, uno de los puntos más transgresores y especiales, cuando relata la vida de Valerie, una mujer que prefirió morir antes que perder su dignidad. Y por fin llega el final, un final dramático para nuestro romántico salvador, muere la persona, pero no sus ideas.

Batman: El regreso del caballero oscuro


Si hay una palabra que por si sola pueda definir esta obra es, en mi opinión, adictiva. La atmósfera sombría y decadente te envuelve sin previo aviso y es imposible apartar la mirada de los sobrios y convincentes dibujos de Frank Miller. Como si de una marca de las caras se tratara, el nombre del padre de la criatura, asegura un mínimo de calidad además de un sello muy personal. El cómic es duro y crudo, no se anda con sensiblerías ni piensa en la posibilidad de que pueda caer en manos de gente remilgada. La verdad es que ese estilo oscuro viene como anillo al dedo para reconstruir la historia de Batman. Erige un personaje único, creado a si mismo, esclavo de un trágico pasado y destinado a crear polémica a través de sus actos. Frank Miller lo rescata tras diez años apartado de su misión de vigilancia en la ciudad de Gotham. Es más viejo, pero seguirá manteniendo el orden con unos métodos bastante discutibles. Si el fin justifica los medios es el eterno debate, mucha gente habla y habla, pero cuando las cosas se ponen feas, todos se sorprenden por sus reacciones. Hablando de personajes, tenemos otro muy bien construido, el viejo comisario de policía a punto de jubilarse. Se trata de un hombre que sabe como es la ciudad en la que vive y opta por posicionarle del lado del caballero oscuro, es una persona de una personalidad aplastante y con unos principios muy claros. Y en el otro lado están los verdaderamente malos, mentes enfermas sin escrúpulos, rodeados por pandillas de simpatizantes capaces de vender a su propia madre. Con ironía muestra las miserias de la sociedad, con un gobierno que distorsiona la realidad, medios de comunicación que cuentan las verdades a medias, censura a raudales, gente que cree en la reinserción como una buena solución contra el crimen, da igual que seas un asesino, un violador o que hayas robado una piruleta en un kiosco, y otros que defienden los métodos de Batman. Y luego todos intentan quitarse la responsabilidad, del alcalde al gobernador, del gobernador al comisario de policía… La metáfora de los mutantes es una maravilla, descubres atónito como se arriman al sol que más calienta, siempre siguiendo a un cabecilla. Buscan siempre una excusa para sacar su lado más violento, no podrían ser otra cosa que mutantes. Pero no pasa nada mientras sigamos en manos de los Estados Unidos de América, comenta un presidente con un parecido más que evidente a Ronald Reagan. Por otro lado, Batman contará con la ayuda de una jovencita que se hará pasar por Robin, de sus disputas también sacará partido el autor como contrapuesto al clima tenso que se respira. El caballero oscuro no cambiará su manera de actuar, pese a ser el objetivo número uno del gobierno, lo tachan de ser una mala influencia. Luego esta la forma de ser del populacho, cada uno saca lo peor de si mismo cuando las cosas van mal. Hacen lo que anteriormente criticaban y poco a poco la repercusión de esta crisis se convertirá en una bola de tales dimensiones que será capaz de su autodestrucción. El hecho de que nuestros actos pueden desencadenar catástrofes irremediables se ve a lo largo de la historia, somos capaces de provocar una guerra mundial o de disparar a la primera persona que tenemos delante. Un claro ejemplo de esta decadencia la tenemos en la presencia de Superman como un objeto dirigido por el gobierno para acabar con lo que consideran un cáncer para la sociedad, Batman. Otro de los aspectos más significativos es la crítica a la televisión, una y otra vez vemos como los telediarios dan sus puntos de vista acerca de los hechos, no ofrecen un juicio parcial, mezclando noticias banales con otras que muestran momentos decisivos para la humanidad. Y el rebaño, mientras tanto, es influenciado de manera decisiva por la caja tonta, que de tonta no tiene nada. Esta claro que el que domina a la masa tiene el poder, de ahí que las mentes más avispadas destaquen para conseguir sus objetivos. La acción va aumentando la tensión, desde un principio surge ese interés descontrolado por conocer el desenlace, sintiendo al mismo tiempo una sensación de desasosiego. Mientras lees y ves los dibujos apocalípticos, descubres que estás disfrutando plenamente de la obra. Es imposible no identificarte con bastantes escenas, es doloroso reconocerlo, pero nos muestra la esencia de una sociedad como la nuestra, egoísta y despiadada. El tramo final te deja sin habla, cuando aparece Batman montando un espectacular caballo negro y posteriormente la lucha contra superman, con un desenlace impactante y original. No soy capaz de juzgar quien tiene la razón, todo es relativo, lo que esta claro es que obras como estas son de imprescindible estudio, te marcan y te hacen pensar más allá de tus típicos problemas diarios. Detrás de estos cuatro episodios reunidos en un tomo, con una presentación de lujo, hay una historia que da mucho que hablar y ofrece un producto que no esta hecho solo para pasar un rato divertido, se puede decir que es todo lo contrario a intrascendente.

Trinity


Los tres superhéroes más característicos de DC, Superman, Batman y Wonder Woman son reunidos de la mano de Matt Wagner, encargado del guión y el dibujo, para enfrentarse a un peligroso personaje llamado R’as Al Ghul, un terrorista en toda regla. El mundo real es una de las fuentes que más inspiran a los creadores de historias, incluso en el género de la literatura fantástica. Esta comparación es la base del guión de este cómic, excepción hecha de la relación del mal con el infierno y el demonio, representándolo en las profundidades de la Tierra y en el malvado criminal. Si dejamos aparte esta parte casi religiosa, el resto de la trama esta inspirada en los males endémicos del mundo contemporáneo como son el terrorismo, el fanatismo, el sectarismo y la hipocresía. La forma de ser del terrorista esta muy bien fundamentada, inspirada de una manera palpable con los cabecillas islamistas. Pretende crear su mundo perfecto y en él no tiene cabida el resto de la humanidad, por lo que la limpieza que se propone va a ser de grandes dimensiones. Para hacer frente a la amenaza tenemos a los tres superhéroes ya mencionados. El malvado pone una excusa ecologista para cometer sus crímenes, además se siente como el salvador del planeta, cegado por su cinismo. En el bando bueno tenemos totalmente olvidado al resto de la humanidad, solo tres individuos se encargarán de esta particular cruzada. La parte más interesante de la historia es la relación entre ambos, todos individualistas con diferencias evidentes en sus maneras de pensar. Para frenar esto tenemos la actitud siempre apaciguadora de Superman, que siempre intentará conducir todos los progresos personales al fin común. A medida que transcurre la historia vemos como la unión es más consistente, esto sin duda es necesario ya que por separado sería imposible frenar la imparable ola de violencia que se espera. Así encontramos temas de actualidad como las armas de destrucción masiva, los atentados suicidas, los cerebros lavados por mentes calenturientas, la clonación y además, aunque no sea premeditado, la posición de Estados Unidos como salvadores y jueces de la humanidad. Y como no, tenemos mucha acción, un espíritu de compañerismo bastante clásico, aventuras increíbles y una mezcla de mitología y futurismo muy acertada, siempre en lo referente a Wonder Woman. El dibujo no llama especialmente la atención, sin muchas florituras, es efectivo y no desentona del resultado final. Sin duda es una manera interesante para ver como queda plasmado el mundo actual que vemos a través de los telediarios en un cómic de fantasía, donde el mal y su receta están en manos de una pluma.

Superman: Balas ardientes


Balas ardientes es una curiosa mezcla de dos de los superhéroes más aclamados, Superman y Batman. Nos habla de la casualidad, de hechos que en un momento dado pueden cambiar el destino de cada individuo. Una ráfaga de viento hubiera sido suficiente para cambiar la vida del último superviviente de Krypton. El cómic cuenta lo que hubiera sido de Superman de haber aterrizado en la ciudad de Gotham. La personalidad del personaje cambia radicalmente a consecuencia de la violenta muerte de sus padres adoptivos. Este hecho lo convertirá en un ser extraño e introvertido, vivirá de noche y descansará por el día. El uso de sus poderes, por otra parte, no es el que imaginaríamos en un superhéroe destinado a preservar el bien. Su deseo de justicia no tendrá límites, sin importarle el dolor o las medidas desproporcionadas que toma, como si fuera un policía al que se le ha ido la mano. Para completar la trama tenemos la presencia de un malvado predecible en sus actos hasta sorprendernos con su verdadera identidad. Hay que reconocer, sin embargo, el desenlace bastante simple del enfrentamiento, cogiendo al malo y llevándolo a la cárcel. Todo esto colmaría los deseos de la chica, viendo como su héroe no descuartiza a su opositor llevándolo a su merecida celda. Tampoco la historia de amor es de las que quedan grabadas por su emotividad, pero eso no es tampoco lo que se pretende con este relato. El momento más destacado es cuando descubres al narrador, narradora en este caso, de la historia. Piensas “vaya, es ella”. Un dato acertado es la manera de representar la decepción de la protagonista cuando descubre in situ como se las gasta Superman vestido de Batman. En general este guión de J.M. DeMatteis es bastante típico de cómic, con puntos fuertes y otros más predecibles, dejando un resultado bastante entretenido y curioso a la vez que poco trascendente. El dibujo de Eduardo Barreto, por su parte, es el que marca de forma más eficaz el ambiente que se quiere expresar, con ese aspecto sombrío y oscuro de la ciudad, dejando en la retina esa primera aparición del doble héroe en un dibujo espectacular que acapara toda una página y el detalle en forma de álbum fotográfico la niñez de Superman. En resumen tenemos acción, una actitud de cólera contenida más que interesante, por parte del protagonista y un relato entretenido para comprobar que, pase lo que pase, hay personas que están predestinadas a encontrarse.

Superman: Paz en la Tierra


De la unión de Paul Dini y Alex Ross surge esta novela gráfica de título Paz en la Tierra. Con ese nombre ya te puedes imaginar por donde van a ir los tiros, una búsqueda de la armonía en este mundo tan diverso y desigual. Precisamente es Alex Ross, como no podía ser de otro modo, quien da el toque de distinción a la obra con su trabajo cien por cien realista y lleno de calidad. Además nos sorprende con un diseño novedoso mediante el cual, Superman cuenta la historia en primera persona. Elegir un dibujo u otro es bastante complicado, pues cualquier viñeta es una verdadera maravilla, pero bueno tal vez citar Metrópolis bajo esa fina nevada navideña, o el increíble dibujo que nos presenta el congreso, es que hay tantas que sería una larga lista de escenas, y si no comprobar la llegada del protagonista a las favelas de Brasil. En cuanto a la historia en si, hay que comentar positivamente como se describe fielmente el espíritu de Superman, viviendo con la utopía de encontrar el mundo ideal, en el que las personas vivan en paz. He ahí la crítica más patente que encontramos hacia nuestra sociedad de consumo, deja manifiesto que es imposible que un hombre solo pueda conseguir tales resultados, es necesario que todos pongan algo de su parte y por supuesto que muchos no estarán de acuerdo en colaborar. Otra dura crítica muestra la manera hipócrita del comportamiento humano, llega la navidad y a todos se nos ablanda el corazón, Superman incluido, e intentamos hacer lo que durante el resto del año ni siquiera hemos intentado. Así vemos como, en efecto, el héroe decide aplacar el hambre de la humanidad. Pero está solo y sabe que lo que se propone solo será la solución por poco tiempo. Nombra el acertado dicho de que si a un hombre le das un pez comerá un día, pero si le enseñas a pescar podrá comer siempre. El problema es que a muchos les interesa esa situación, como se puede ver en el cómic. Superman recorrerá el mundo, intentando aplacar el hambre. Será recibido con emoción, otras veces con ansiedad y también encontraremos a gentes que no quieran ser ayudados. Es un relato netamente de sentimientos, del sufrimiento de un personaje que no conoce el hambre y que de una manera casi desesperada quiere erradicarlo. El punto culminante de la historia es para mí cuando un niño le pregunta si mañana va a volver, Superman desvía la mirada. En ese instante se trasmite una emotividad tan grande que interrumpe al lector por un momento y lo hace pensar. Tal vez hay alguna escena que se podía haber evitado, como el incendio en Africa y la posterior estampida de animales, pero en algún momento tiene que aparecer la típica escena de acción, por lo demás, encontramos un mensaje políticamente correcto, un mensaje que podría ser el sermón de un sacerdote y el doloroso fracaso de un superhombre en busca de un mundo justo y solidario.

Superman: Kal


Dave Gibbons compondrá un relato épico bastante curioso. Se lleva la llegada de Superman a otra época, a la edad media. La narración será parecida a la de un cuento, llena de encanto y de fácil lectura y comprensión. Este mundo medieval será representado fielmente por el dibujante José Luis García López. Se trata de dibujos muy clásicos que evocan a la perfección tanto la época como la atmósfera que se respira a medida que se suceden los acontecimientos. Entre los dibujos más destacados me gustaría nombrar los realizados para mostrar como Kal forja la armadura del barón, también es destacable el que presenta al protagonista cuando arranca la puerta de metal para entrar al castillo o el momento en que surge del aceite hirviendo para acto seguido aparecer de forma majestuosa en la estancia de Luthor. Por su intensidad también hay que hacer una reseña del duelo final, el rostro de Kal cuando se siente herido de muerte, recordando a su amada y cuando yacen los dos cuerpos, uno atravesado por la espada y el otro con la piedra verde clavada en el pecho. Y en la última página tenemos el regalo de una mítica imagen de Kal con su armadura y su espada entre las manos. En cuanto a la historia, tenemos una familia de granjeros que no puede tener hijos y que encontrará un objeto que acaba de caer del cielo. Se trata de un artefacto compuesto de un extraño metal. En su interior hay un pequeño visitante, un niño recién nacido. Siempre con el miedo por ser acusados de brujería y arder en la hoguera criarán al chiquillo como a un hijo. Su nombre será Kal. Pronto descubrirán que no es un niño corriente, se criará siempre sano y tendrá una fuerza fuera de lo normal. El siguiente paso en su vida será el convertirse en aprendiz del herrero Oll. Se instalará con su nueva familia en el pueblo, un lugar controlado por un malvado barón, el barón Luthor. Para celebrar el cumpleaños de Lady Loisse, hija del antiguo protector del lugar asesinado y cautiva del barón, se celebrará una justa y un torneo. Allí Kal demostrará su fuerza, batiendo a sus contrincantes. Su deseo, pedido en público ante el estupor de Luthor, será la mano de Lady Loisse. A pesar de su contrariedad no puede negar la petición. Así, entre gran alegría se celebra la boda. Hasta aquí todo ocurre de manera armoniosa, como si de un cuento se tratara, con un aroma entrañablemente encantador. Pero la boda no es más que un punto de inflexión, desde aquí los acontecimientos cogen un tono dramático. El barón Luthor aparece de pronto para cumplir una ley ancestral que permite al señor pasar la primera noche con la mujer que se acaba de casar. En unas escenas violentas vemos como el malvado acaba con la vida de la muchacha. Kal entra en cólera y clama venganza. El pueblo oprimido aprovechará la aparición de un líder carismático para forjar una rebelión. Todos irán al castillo donde Kal se batirá en duelo con Luthor. Pero sin saberlo ambos, el barón posee una gema de color verde que cayó del espacio, como el protagonista, y esa será el arma más poderosa para acabar con Kal. En un duelo a vida o muerte muy bien representado en las viñetas, vemos un tremendo desenlace que recuerda las últimas escenas de la película Excalibur. El final esta lleno de intensidad, con un dramatismo imposible de imaginar al principio. No hay final feliz y ese detalle es un punto a favor, pues no se hace previsible la historia, aparte de dotarla de una épica considerable. Luego aparece la segunda vuelta de tuerca, en mi opinión un acierto más, después de colocar al superhéroe en la época medieval, enlaza esta historia con la leyenda del mago Merlín, pero eso ya es otra historia.

Kingdom Come


Cuatro son los tomos en los que se divide esta historia llamada Kingdom Come. El encargado del guión es Mark Waid, optando por una metáfora bíblica, adaptando al mundo de los superhéroes la parte del Apocalipsis y del juicio final. Para ello se apoya en una visión apocalíptica del mundo, con un futuro desolador. La causa de todo vendrá de la inercia del legado de los superhéroes que un día ayudaron a la humanidad a vencer la maldad. Pero esos tiempos quedaron atrás, todo eso ya no es suficiente y se pierden en el olvido los valores que esos semidioses intentaron inculcar. Suya fue la decisión de optar por unos y rechazar a otros, ahora en este relato conoceremos las consecuencias. De la parte gráfica no hay nada que objetar, el trabajo de Alex Ross es simplemente impresionante, no se puede representar con más realismo ese mundo de sombras en que se ha convertido nuestro planeta. Lo más destacado es la épica manifiesta en el desenlace de la obra, con un increscendo progresivo a través de los conflictos y sus causas, para dar lugar a un final lleno de tensión acumulada que explota ante tus ojos. Si bien el guión es muy interesante, lo cierto es que el dibujo es el que se encarga de subir la calidad y atrapar más al lector.

Los superhéroes que en la década de los noventa preservaban la seguridad mundial, ahora están relegados, algunos todavía trabajan en la sombra, pero la mayoría se abandonaron al olvido. Ahora los nuevos protectores no mirarán por la vida de los inocentes, todo vale para acabar con el mal. Este panorama llevará al espectro a presentarse a un veterano cura que, como su rebaño, esta perdiendo la fe. La única esperanza esta en resucitar a la vieja tropa que luchaba por la paz y la justicia. No será fácil que retomen sus antiguas costumbres, pero con Superman y Wonder Woman a la cabeza intentarán llevar a la humanidad a otro orden mundial. Por medio tenemos al inevitable Lex Luthor, a la ONU y a Batman, que buscará a su manera el mismo objetivo. Los tres elementos más representativos tendrán una mentalidad distinta y una manera diferente de afrontar el mal. Superman intentará lograr el objetivo sin víctimas, mientras Wonder Woman buscará el fin mediante la fuerza si es necesario, Batman por su parte no dudará en aliarse con el mal para vencerlo. Mientras tanto el mundo es un caos y se dirige de manera irremediable al día del juicio final.

Como resumen hay que comentar que se trata de una historia con una tensión y un pesimismo palpable. Se buscan desesperadamente unos valores perdidos. Pero hay una esperanza. Tiene su punto fuerte en los primorosos dibujos, como muestra, puedo nombrar el momento en que aparece por primera vez el espectro, la cara del clérigo es increíble. También destacaría el panorama desolador que deja la bomba, un campo de batalla lleno de esqueletos. En fin, tenemos acción, emoción a raudales y una historia muy inspirada y bien estructurada para mantener al lector vivo hasta el final.

Superman: Identidad secreta


En un pueblecito de Kansas, David y Laura Kent tienen un hijo. Con todo el buen humor del mundo deciden hacerle la faena de llamarlo Clark. Visto así parece una historia más que gira alrededor del todopoderoso nombre de Superman, pero nada más lejos de la realidad, estamos ante una obra de muchos quilates, se trata de Identidad secreta. Se dan todas las circunstancias para lograr un buen producto, el impecable guión de Kurt Busiek y el dibujo extraordinario de Stuart Immonen. DC Cómics lanza en el año 2004 esta magnífica historia. El protagonista, como ya hemos comentado al principio es un muchacho llamado Clark Kent. Es el blanco de todas las burlas y chistes de sus compañeros de clase, lo que le crea un auténtico trauma. Precisamente atraviesa esa edad en la que cualquier cosa parece una tragedia. La narración te atrapa desde el primer momento, cuando Clark escribe en primera persona todas sus preocupaciones. Se siente desplazado, solo, acribillado por los graciosillos de turno y sin darle un rumbo a su vida. Todo cambia cuando empieza a detectar que posee unos poderes similares a los de Superman. Parece una historia inverosímil, pero la manera en que esta contada la hace la cosa más normal del mundo. Atrapados por la trama ves como intenta buscar un camino para su vida y su origen. Sus preguntas filosóficas no difieren de las que siempre se ha hecho la humanidad. Tras una broma y por capricho del destino se enamora de una chica llamada Lois. Es una historia de amor muy apasionada, encuentra a la persona adecuada par compartir su secreto. Ahora sus miedos cambian, pues no sabe la reacción de Lois. Sabe que su futuro, a parte de ser un escritor emergente, es la de ayudar a la humanidad. Con lo que no cuenta es con el gobierno. Dispuesto a encontrarle y estudiarlo. Y así transcurre su vida, siempre hay algo que le preocupa, como a todo el mundo, no es más que el reflejo de cualquiera de nosotros, todos tenemos una doble identidad, una cara que mostramos ante los demás y otra en nuestro fuero interno que es la esencia de las personas. Esto esta muy bien explicado y llega de forma directa. No duda en criticar al gobierno norteamericano, critica de una manera esplícita las formas de hacer política, es como un viaje a nuestro interior, visto desde la perspectiva de este particular personaje. Y de repente aparecen momentos impactantes, como cuando es capturado y ve esos cuerpos inertes de hombres e incluso niños. Son instantes en los que no sabes donde termina la ciencia ficción y donde comienza la realidad. El protagonista va quemando etapas a lo largo de la narración, vemos como madura y como se combierte en padre. Sus prioridades cambian y le entra esa vena protectora innata de todos los padres. El personaje crece y se enriquece por momentos, haciéndose entrañable, pero no solo él, también su entorno, su mujer y su “amigo” del FBI, con el que colabora para mantener el orden. Esta es otra relación muy bien construida, desde el odio hasta el aprecio, siempre guardando las distancias. Pero el tiempo pasa, incluso para él, su fuerza va mermando poco a poco y con una magnífica metáfora vemos su vejez en las espléndidas puestas de sol dibujadas en las viñetas. El guión es muy bueno, pero no destacaría tanto de no contar con los dibujos sobresalientes de Stuart Immonen. Son composiciones acertadas, están llenas de expresividad y un realismo muy logrado. Hay veces que parece que estés viendo fotografías retocadas con photoshop. Increíble el resultado tanto en personajes como en paisajes. Da vida a los cielos más expresivos y puedes ver en cada cara una expresión muy humana y de esa expresión, un sentimiento. Por otro lado hay que comentar el acierto que supone en esta historia el alejarse de la fantasía de los cómics de Supermán y centrarse más en el mundo de la ciencia ficción, con una interesante idea al final, acerca de lo que pudiera llegar a ser la evolución del ser humano. Solo es un punto de vista, pero muy acertado para concluir esta apasionante historia dibujada.

Superman: Para todas las estaciones


Curiosa y entrañable manera de contar la historia de Superman. De manera poética navega por el interior de la “persona”. Tendrá todos los poderes que quieran los guionistas, pero su faceta humana sale a relucir de forma íntima en esta entrega. Y no solo conoceremos al señor del traje azul, conoceremos las inquietudes de las personas que lo rodean, personajes cercanos y a la vez con una fuerza propia que sale a relucir. El original guión de Jeph Loeb da forma a una obra enternecedora, una historia que se deja acompañar por los dibujos de Tim Sale, unos dibujos a los que cuesta acostumbrase un poco, sobre todo a la imagen caricaturizada de Superman, todo un grandullón de esos que no pueden negar que son un trozo de pan. El relato se dividirá en cuatro episodios diferenciados, cada uno de ellos será contado por un narrador distinto, a modo de documental, y cada uno se relacionará con una estación del año. Primero tenemos al padre de Clark, nos relata su infancia dentro de un entorno bucólico y netamente rural. Adivinamos su conservadurismo mientras transcurren los días de la primavera. Al llegar el verano encontramos a Lois relatando su punto de vista. Clark deja la tranquilidad del campo para introducirse en el caótico mundo de una gran ciudad, Metrópolis. Para mí, sube el nivel considerablemente con el tercer capítulo, donde toma la palabra Lex Luthor, un hombre que lo ha dado todo por su ciudad y ha colaborado de manera decisiva por engrandecerla. Habla de una historia de amor, una relación que se pone en jaque con la aparición del superhéroe. Desde ese instante le roba protagonismo y siente el deseo de poner las cosas en su sitio, a su manera. Parece increíble pero llega un momento en que da hasta pena, y ves incluso injusto lo que le ocurre, pero bueno, por algo es “el malo”. El otoño deja paso al invierno, dando protagonismo esta vez a Lana Lang, la chica que se ha criado junto a él, a la que un día confesó su secreto y a la que le unen unos lazos poderosos. Este es el momento más romántico, tal vez el más intenso emocionalmente y supone un digno colofón. El fuerte de esta obra es su atmósfera, más allá de la archiconocida historia, consigue un ambiente que acerca al lector de una manera muy personal a la historia, dejando una agradable sensación. Nada de espectacularidad, nada impactante, todo gira en torno al buen gusto con que se narran los acontecimientos.

Superman: Legado


Quien más y quien menos, conoce aunque sea por encima la historia de Superman. Un ser llegado de un planeta a punto de desaparecer, Krypton, salvado en el último momento por sus padres y que una vez en la Tierra es recogido por una pareja de entrañables granjeros en un pueblecito de Kansas. Bueno, después de mil y una historias en cómic del super hombre, varias películas y alguna que otra serie de televisión, se lanza en el año 2003 una historia del mítico personaje más acorde con los tiempos en que vivimos. Más tarde, en el 2007 se recopila todo el material en un tomo y así es como ha llegado a mis manos. Mark Waid es el encargado del guión, mientras que del dibujo se encargará Leinil Francis Yu, consiguiendo, en mi opinión, un resultado notable el primero y bueno el segundo. Carece de ese sabor añejo de los viejos tebeos, pero por otro lado sabe contar la historia de una manera más que interesante, siguiendo la línea argumental original, pero con detalles que dan un enfoque más novedoso. Lo primero que llama la atención es el salto en el tiempo, luego esta la eterna lucha interna del superhéroe, intentando buscar un lugar en el mundo. Todo empieza en los últimos días de Krypton, cuando unos padres dicen adiós a su hijo para darle una oportunidad, hasta aquí todo parece lógico. Pero a continuación nos muestran a un Clark que media en una complicada situación en Africa, una lucha entre clanes. Durante siete años ha viajado alrededor del mundo en busca de respuestas y de una manera de encauzar su futuro. Regresará a casa, ya con las ideas más claras. Su siguiente paso será ir a Metrópolis, el ratón de campo viaja a la ciudad. Logra un puesto como periodista en el Daily Planet, lugar en el que inevitablemente conocerá a su amigo Jimmy Olsen y a la ambiciosa Lois Lane. Tenemos también el clásico enfrentamiento entre Lex Luthor y Superman, la historia de amor y la doble personalidad del personaje principal.



Destacaría la manera de comenzar con el retrato de Clark, en un lugar tan lejano como Africa, en un conflicto muy interesante retratado muy bien. Después encontramos una sorprendente “madre”, una mujer muy de su tiempo, diestra con internet y más que interesada por la vida extraterrestre, como para no estarlo, siendo madre de quien es. Me gusta este personaje, más que el padre, con una mentalidad conservadora típica norteamericana. También Lois esta muy bien recreada, vamos que esta en su papel clásico y te convence. Me gustó mucho personalmente el momento de la entrevista de trabajo, un nervioso e inseguro Clark convence in extremis a sabueso que le ponen enfrente. Luego tenemos a Lex Luthor, su paralelismo con Superman, un superdotado intelectualmente hablando, también se siente solo, esta automarginado y le dotan de un pasado común, protagonista y antagonista eran antiguos amigos. Pero más que eso, lo interesante es que se describe muy bien el hecho de como han llegado ambos a desarrollar su personalidad, como se han construido sus dos mundos particulares, una especie de causa efecto. El final es bastante emotivo y visualmente muy bien representado, donde tenemos ese flash back que rememora el inicio de todo. Un dato acertado es el de negarle a Superman la posibilidad de que conociera su origen hasta el último momento, dando una intensidad extra al desenlace. En definitiva una buena manera de hacer accesible este personaje a las nuevas generaciones, acostumbradas ya a otros caminos de diversión, ya se sabe, a más tecnología menos lectura.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Maus


Judío, de ascendencia polaca, sueco de nacimiento y criado en los Estados Unidos, Art Spiegelman estremece al mundo con su obra Maus. De forma autobiográfica contará la historia de un superviviente al holocausto nazi, su padre Vladek. En los primeros años de la década de los ochenta aparecen los primeros dibujos de Maus, recopilados por la editorial Phanteon en el año 1986. Se trata de la primera parte “Mi padre sangra historia”. No será hasta 1991 cuando se complete la obra con la segunda, “Y allí empezaron mis problemas”. Su calidad y trascendencia no pasa desapercibida y prueba de ello es la consecución, un año más tarde, del prestigioso premio Pulitzer. Así pues, estamos ante algo más que un cómic, algo más que un relato o una biografía, se puede considerar como una autentica obra de arte. Los dibujos, en blanco y negro, son de trazos toscos, nada pretenciosos y hasta se podría decir que son bocetos rápidos. Pero a medida que el ojo se va acostumbrando a esta forma de expresión, te das cuenta de la riqueza que esconde, ves esos detalles que hacen a los personajes familiares y trasmiten acertadamente lo que el autor quiere expresar. Pero el dibujo en si no es lo más importante del libro, lo esencial es el argumento, como se las ingenia para mostrarnos dos historias paralelas que se funden primorosamente en una. Los hechos van tomando un cuerpo que incrementa el interés del lector hasta hacer imposible una pausa. Deseas continuar hasta el final, vives cada viñeta, estás allí, en la Europa de la segunda guerra mundial y la norteamerica de los ochenta. A través de una amena narración aparecen momentos curiosos, otros cotidianos, ironía, metáforas y sobre todo el sufrimiento y la fuerza de voluntad de un superviviente con mayúsculas. Lo primero que te llama la atención es la habilidad para enseñarnos el contraste cultural de Europa. De forma acertada y esplícita, pone cara de animales a las diferentes nacionalidades y razas. Como si de una serie de dibujos animados se tratara vemos ratones con cuerpos humanos, representando a la comunidad judía, gatos, como no podía ser de otro modo, para dibujar a los nazis, cerdos para los polacos, entre los que encontramos delatores y alguna que otra buena persona, y perros para los estadounidenses que vienen como anillo al dedo para completar la granja. Es curioso ver como se ponen caretas de otros animales para mostrar los momentos en que algún personaje se disfraza. Esta manera de repartir nacionalidades entre el mundo animal, hace todo más verosímil y se ahorra quebraderos de cabeza a la hora de dibujar la historia. Una especie de prólogo de un par de páginas y una breve cita de Hitler sirve como preludio a lo que nos espera.

Art es un dibujante de cómic. Su próximo proyecto es hacer una novela gráfica basada en la vida de su padre Vladek, un superviviente de los campos de concentración nazis. La relación entre padre e hijo, que desprende una mezcla de amor, admiración, tensión y discrepancias, esta muy bien definida a lo largo de todo el relato. Vladek se ha convertido en un obseso ahorrador, rácano y que aprovecha cualquier cosa que le pueda ser de utilidad. Llegó ya mayor a Norteamérica, por eso, tiene un entrañable acento polaco en su inglés. Esa será una de sus características recordadas con más cariño. Su amor de toda la vida y primera esposa Anja, se suicidó años atrás. Esa mujer siempre ha estado en sus pensamientos, pero pese a todo, volvió a casarse con otra emigrante, Mala. Su hijo Art es un joven que ha crecido con comodidad y sin pasar penurias, tiene un trabajo que le gusta y un vicio que no puede evitar, es un fumador empedernido. Su esposa Françoise, se convirtió al judaísmo para contentar a su suegro. En el pasado de Art hay varias cosas que le atormentan, por un lado esta la pérdida de su madre, por otro el pasado doloroso de sus padres en el holocausto nazi y en medio de todo esto esta la presencia invisible de un hermano mayor que murió en la guerra y al que no llegó a conocer. De él solo quedaba una foto en la habitación de sus padres. Vladek es un hombre entrañable, con todos sus defectos, un personaje muy expresivo, muy bien construido y que, de hecho, parece el padre de todos los lectores. Las diferencias entre las dos generaciones es palpable y es Art el que se lleva los mayores disgustos al no aguantar ciertas manias de su progenitor. Mientras tanto Vladek le va contando detalladamente su vida desde que era un joven con muy buena planta al que comparaban con Rodolfo Valentino. Geográficamente hablando también esta muy bien documentada, todo explicado de una forma entendible y que te situa siempre de manera eficiente. Son los buenos tiempos en su Polonia natal, el inicio de su relación con Anja, sin problemas económicos, en definitiva, una situación bastante desahogada. Casi de puntillas van apareciendo los primeros comentarios sobre los alemanes, pero todo parece que no les vaya a afectar, ocurre lejos. Pero en un viaje en tren a un balneario en Checoslovaquia, ven con estupor como ondea una bandera con una esvástica en lo alto de un edificio situado en la plaza de un pueblo. Más tarde Vladek será llamado por el ejército polaco para defender la frontera y desde ese instante ya nada volverá a ser como antes. Llega la cruda realidad, los guetos, el hambre, el miedo, la miseria. No hay libertad y tú también caes en manos de los nazis, pues a esas alturas, la narración te ha traspasado y eres un “maus” más. La grandeza reside también en que explica las consecuencias de esa catástrofe en los que llegaron con vida al final de la guerra, cómo esos hechos les afectaron, cambiaron su vida y las de sus familias. Y en medio de todo una historia de amor inmortal, la de Vladek y Anja.

Una tras otra podemos encontrar situaciones impactantes que sacuden el corazón. Jamás olvidaré el proceso de selección en el estadio, ni los cuerpos de las tres personas colgadas en el gueto por traficar con cupones de racionamiento, ni esa bandera ondeando en ese pueblo de Checoslovaquia, tampoco ese cómic transgresor que cuenta lo ocurrido cuando la madre de Art se suicida, ni ese camino en forma de cruz gamada por el que nos conducen nuestros protagonistas, ni cuando ve las fotos de sus familiares y amigos que no superaron la guerra, ni por supuesto, el inicio de la segunda parte de la historia, cuando los periodistas buscan respuestas en boca de Art, tras su éxito al publicar la primera entrega, sobre una montaña de cadáveres. Hay momentos que te dejan sin respiración, es cuando aparecen de sopetón tres fotos reales, la primera es la de su hermano muerto, la segunda la de su madre y la tercera y más significativa, la del propio Vladek. Vemos en una viñeta que no hablamos de ratones ni gatos, no hay cerdos, ni perros, ni ciervos, se trata de seres humanos. Una pequeña viñeta, casi insignificante, define perfectamente la magnitud de ese desastre, reflejando lo que puedes encontrar el este cómic, en el bocadillo pone: “Miles, cientos de miles de húngaros estaban llegando allí en aquella época.” El dibujo es una chimenea por la que sale un humo negro. Es simplemente impresionante, te traspasa con sencillen e ingenio. La relación padre e hijo, es tan buena como la parte dedicada a Vladek en la guerra, en ella ves autenticos seres humanos dibujados con cuatro trazos, es la vida misma, por eso esta obra es de esta magnitud, porque no se limita a la morbosidad de los acontecimientos, va más allá, describe como una película, relata como un libro, entra dentro de ti y se hace inolvidable.