Se trata de una especie de epílogo que nos regala Masakazu Katsura en el que nos muestra otro muchacho con problemas amorosos que encuentra su video girl particular que le ayudará a superar traumas de la infancia que le impiden enamorarse. Son aventuras como las ya relatadas en el grueso de la saga, con continuas idas y venidas entre jovenes que parecen ajenos al mundo real en el momento en que su corazón es traspasado por las flechas de Cupido. Tiene su encanto por darnos a conocer un poco como ha acabado Yota Moteuchi tras su odisea particular que tanto tiempo nos robó. Sigue la lectura agradable y al ser mucho más corta tampoco se hace demasiado pesada su lectura a pesar de ser un poco más de lo mismo, aunque con otros rostros. La verdad es que es difícil abandonar a los personajes de la anterior entrega y ver a estos otros y sus problemas. Eso es un hámdicap bastante notable que no quita para que la historia se disfrute también en buena medida, porque al fin y al cabo cuesta despegarse definitivamente del mundo de Video Girl. En definitiva, es como un colofón con mucha menos tensión pero agradable y simpático com no podía ser de otra forma.
lunes, 31 de agosto de 2009
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